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Frente a la crisis energética, ¡medidas urgentes!

Por Mikel Asiain, parlamentario foral de Geroa Bai

    Mikel Asiain Mikel Asiain

    La crisis energética se ha convertido en un gravísimo problema que está afectando a todos los sectores de la sociedad -ciudadanía, empresas…- por lo que requiere de drásticas y urgentes medidas para paliar sus consecuencias. Propuestas, imprescindibles, a nivel global, europeo, estatal, y también en nuestra Comunidad.

    Desde el Departamento de Desarrollo Económico y Empresarial se han desarrollado diversas acciones a lo largo de este año con el afán de aminorar el impacto de la crisis en todos los sectores sociales, entre las que podemos citar: las ayudas a entidades locales y entidades sin ánimo de lucro para la transición energética; ayudas para proyectos de eficiencia energética y economía circular en empresas turísticas; las establecidas para Pymes y grandes empresas del sector industrial; las destinadas a las explotaciones agropecuarias; los incentivos ligados a la movilidad eléctrica (Moves III); las ayudas para la transformación de flotas de transporte de viajeros y de mercancías de empresas privadas; las impulsadas para el autoconsumo y el almacenamiento con fuentes de energía renovable, así como la implantación de sistemas térmicos renovables; ayudas a I+D para la mejora de la eficiencia energética; o la puesta en marcha de la Agenda Navarra del Hidrógeno Verde. Planteamientos que se han traducido en una capacidad de generación renovable de 31 MW.

    Propuestas concretas y positivas, pero que requieren de otras que las complementen, desde ámbitos como el estatal o el europeo, donde las decisiones adoptadas hasta el momento no parecen haber dado los resultados esperados.

    Debemos ser capaces de reconvertir la crisis en oportunidad para acelerar procesos en cuestiones como la eficiencia energética, el fomento del autoconsumo, y el incremento de la energía procedente de fuentes renovables. Frente al inmovilismo, frente a la paralización, frente a moratorias, requerimos de mayor agilidad en todos esos frentes.

    Medidas como la trasposición de las Directivas Europeas 2018/2001, relativa al fomento del uso de energía procedente de fuentes renovables, y la 2019/944, sobre normas comunes para el mercado interior de la electricidad, para dar un espaldarazo definitivo al desarrollo de las Comunidades Energéticas. El plazo para su transposición venció a mediados del 2021, no habiéndose realizado por el Estado sino alguna transposición parcial. Es decir, el estado no ha realizado a fecha de hoy sus deberes en un ámbito que consideramos crucial para la implementación del uso de las energías renovables.

    Dado que desde Navarra no podíamos seguir las inercias estatales y esperar más tiempo, el Consejero de Desarrollo Económico y Empresarial tomó la iniciativa para regular aquellos aspectos que recaen en competencias que son propias mediante una Orden Foral “por la que se establecen medidas de fomento de las Comunidades de Energía en la Comunidad Foral de Navarra”.

    No obstante, volvemos a solicitar al Estado la trasposición total de esas directivas europeas.

    Consideramos imprescindible, además, que el Gobierno del Estado modifique el Real Decreto 244/2019 para poder incrementar el límite de distancia entre consumidor y productor -en este momento acotada a 500 metros- para maximizar la capacidad de generación para autoconsumo.

    ¿Por qué 500 metros?

    ¿Realmente se pretende fomentar el autoconsumo o sólo con la boca pequeña, preservando otro tipo de intereses que todos podemos deducir de quiénes serían?

    ¿Por qué no otras distancias?

    Porque tenemos ejemplos bien cercanos. En Francia y en Portugal se permite el autoconsumo a una distancia de hasta 2 km., que ofrece una superficie de posibles beneficiarios de casi 13 km. cuadrados. Cualquiera de los ayuntamientos del Estado, y también de Navarra, que estén intentando promocionar comunidades energéticas o instalaciones de autoconsumo colectivo son conscientes de que un cambio así modificaría totalmente sus posibilidades y de que, en la mayoría de los casos, permitiría su acceso a casi todo el vecindario.

    Dos ejemplos de Navarra, según sea la Alta o la Baja: en Errazu, 500 metros; en Baigorri, 2 kms; En Valcarlos, 500 metros; en Donibane Garazi, 2 kms.

    Desde las instituciones públicas se deben impulsar las comunidades energéticas locales, que están en fase embrionaria en el Estado, y también en Navarra. Una simple comparativa: en el Estado hay 33; en Alemania rozan las 2.000; en Dinamarca, 700; y en los Países Bajos, 500.

     

    Otra medida imprescindible -petición que no es nueva ni novedosa- es la de modificar el sistema de subastas. Una petición que el consejero Irujo trasladó personalmente a la directora de Green Transition and Energy System Integration, la señora Sikow-Magny. A la que pidió, además, que se refuerce el contenido local en materia de industria de energías renovables estableciendo aranceles protectores similares a los existentes en otros mercados. Petición que hacemos nuestra.

    No se trata de cerrar mercados, pero tampoco de que nos dejemos comer el pan del morral, como está sucediendo.

    En Europa tenemos que hacer una reflexión seria sobre nuestra política industrial dando paso a eso que se denomina el contenido local, es decir, protección para la industria local que ya aplican la mayor parte de los continentes del mundo. Por dar un dato, sólo el 23 por ciento del mercado mundial es totalmente accesible sin ningún tipo de barrera comercial.

    Además de las fuertes barreras que tiene, por ejemplo, China, otros países como Estados Unidos, Canadá y Brasil, Sudáfrica, o India, también ponen impedimentos en este llamado contenido local. En la Unión Europea no tenemos este tipo de medidas de protección, lo que va en detrimento de nuestra industria.

     

    Es preciso, además, modificar el Real Decreto 1699/2011 por el que se regula la conexión a red de instalaciones de producción de energía eléctrica de pequeña potencia.

    Su redacción impide realizar en una misma cubierta dos instalaciones fotovoltaicas de titulares distintos (inferiores a 100 kW). Nos parece importante señalar que si estuviéramos hablando de instalaciones de más de 100 kW no sería de aplicación esa norma por lo que, a nuestro entender, la limitación para las pequeñas instalaciones no está justificada.

    Estamos penalizando a la pequeña instalación y limitando espacios, cuando todos, absolutamente todos, son imprescindibles.

    ¡Premiemos! ¡No impidamos!

     

    Y, además se nos antoja imprescindible, viniendo a “casa”, que el Gobierno de Navarra profundice en la colaboración con las entidades locales de nuestra Comunidad  –especialmente con aquellas que cuentan con polígonos industriales- a través de los instrumentos de ordenación territorial, para impulsar la instalación de elementos tecnológicos que ayuden a la descarbonización –placas fotovoltaicas, mini-eólica, hidrógeno…- que incrementen el desarrollo  de energías renovables, así como la eficiencia en el avance hacia la transición energética.

    Hay entidades locales que no cuentan con los recursos -no sólo económicos, sino también humanos- para llevar adelante determinadas iniciativas. De ahí esta solicitud de colaboración.

    En estas condiciones, que una localidad como Garralda haya sido capaz de poner en marcha una comunidad energética es para quitarse el sombrero. Ejemplo a seguir.

    Con mayúsculas. Pero ello no obsta para que sigamos reclamando la mejora de los trámites legales y administrativos, de forma que quien venga detrás no tenga que hacer frente a la odisea que muchos han tenido que soportar.

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