'Identidades diversas y convivencia: tan posible como necesario'
Por Koldo Martinez Urionabarrenetxea, portavoz parlamentario de Geroa Bai, y Jabi Arakama Urtiaga, asistente parlamentario de Geroa Bai
Últimamente, una constante de los partidos de la oposición es la acusación a la Presidenta Barkos de ser abertzale, de ser nacionalista vasca. Por lo visto, se acaban de enterar. Por lo visto, es un pecado que la presidenta tiene que purgar. Al parecer, esto es algo novedoso que merece ser constantemente recordado a la sociedad navarra, que no era consciente de ello las tres veces que la ha elegido diputada del Congreso o cuando de su mano Geroa Bai se convirtió en la segunda lista más votada del Parlamento de Navarra. Geroa Bai, esa coalición formada por nacionalistas vascos y, oh sorpresa!, donde incluso caben personas que no se autodefinen como nacionalistas (ni vascas, ni españolas). Hay incluso quien, ¡protégenos diosa Mari!, pertenece a dicha coalición autodefiniéndose como español. ¿Es posible semejante bacanal de identidades?
Para sorpresa de la oposición, debemos informarles de que, en Navarra, la convivencia política normalizada entre personas con diferentes identidades nacionales viene de lejos. Hace años que en Zabaltzen, y por tanto en Geroa Bai, convivimos sin ningún problema personas que nos emocionamos ante distintos himnos, y por supuesto aquellas que no lo hacen ante ninguno en especial. Quizás el de Osasuna sea uno de los que más nos una... pero ni siquiera este genera unanimidad. Qué cosas...
Afortunadamente, en 2015 las personas que conformamos el llamado cuatripartito fuimos capaces de dejar las supuestas tensiones identitarias a un lado y priorizar la unión para defender intereses comunes, que tenían que ver con una visión social, económica, cultural y política de Navarra muy alejada del reduccionismo conservador propugnado por UPN, y junto al cual tan cómodo se sentía el PSN.
Porque las políticas de defensa de los servicios públicos y del Estado de Bienestar para absolutamente todas las navarras y navarros no podían esperar. Este fue el principal interés y la receta bajo la cual Uxue Barkos, esa pérfida abertzale, guió y sigue guiando a esta comunidad hacia mucho mejores niveles de empleo, desarrollo económico, desarrollo social, atención sanitaria, servicios educativos, atención a la dependencia, cultura, convivencia, etc.
Acusan desde la oposición, desde UPN, PSN, PP, Ciudadanos... acusan desde posiciones fuertemente unidas por un sentimiento de identidad español, pero por poco más que eso, a Uxue Barkos de ser una presidenta nacionalista. Como si ellos no lo fueran, cuando hacen esas performances tan coloridas para besar la rojigualda. En cualquier caso, ¿dónde está el problema? ¿Qué tiene de malo ser nacionalista vasca en Navarra, una tierra que desborda vasquismo en sus gentes, en su toponimia, en su cultura y costumbres, en sus apellidos, en los sentimientos de una parte significativa de su población? ¿Inhabilita ello a la Presidenta para ejercer sus funciones? De ninguna manera, igual que no debería hacerlo el nacionalismo español de la oposición actual, cuyo ala más derechista acaba de firmar un imposible pacto entre antifueristas, fuerzas recentralizadoras y supuestos regionalistas. Criticaremos los contenidos de ese pacto, pero no cuestionaremos la navarridad de sus componentes ni su legitimidad para ofrecer a la sociedad navarra sus propuestas.
En su discurso de toma de posesión, Uxue Barkos dijo literalmente: "seré una presidenta de Navarra abertzale en una Comunidad que mayoritariamente no lo es, y lo tendré muy en cuenta, pero por primera vez este Gobierno será también el de los abertzales de Navarra, que durante décadas han visto cómo se les despreciaba y se les ninguneaba”.
Los partidos nacionalistas españoles solo tienen en cuenta la primera parte de esta declaración, porque no quieren oír hablar del “cordón sanitario” que durante décadas impusieron sobre un tercio de su población. Un tercio de su población que, por lo visto, en pleno año 2019 sigue sin ser merecedor de todos los derechos políticos, ya que se sigue queriendo ejercer ese veto que, en la práctica, les condenaría, nos condenaría a no encontrar socios para tratar de llevar a cabo nuestras políticas económicas, sociales, de empleo, culturales, de paz y convivencia... ¿Son conscientes de esto quienes nos quieren marginar, solo por tener otra identidad nacional?
¿Es consciente el Partido Socialista de que nos quiere deslegitimar como socios, como compañeros de viaje solo porque la bandera que ellos veneran, la española, no nos diga nada a gran parte de la población navarra? ¿Hay algo más nacionalista que anteponer una bandera a políticas en los ámbitos de la educación, salud, derechos sociales, empleo, cultura, de memoria histórica... y un largo etcétera?
Estos partidos acusan a Uxue Barkos de ser abertzale, tal y como ella misma dijo en su toma de posesión como Presidenta de Navarra. Lo que ocultan es que esa frase por ellos tanta veces repetida no fue un error de cálculo político, propiciado por un “exceso” de sinceridad, como a veces quieren hacer creer. A nosotras esa frase sincera, inteligente, valiente y generosa nos parece toda una declaración de intenciones, una asunción de la diversidad y la pluralidad de esta tierra. Un brindis a la convivencia entre diferentes, también en ese ámbito identitario que por desgracia tantas veces nos ha separado; una invitación a superar mediante el diálogo y el mutuo conocimiento, pero sin la renuncia a lo que cada cual es y siente, las fronteras que, muchas veces, solo están en nuestras mentes. Porque cuando bajamos a algo más profundo, cuando nos centramos en la humanidad de las personas, cuando tratamos de realizar una escucha real y sincera de quienes nos rodean y conseguimos empatizar con sus realidades vitales y sus sentimientos, es mucho más difícil que algo tan banal como el color de una bandera nos separe. Así leemos e interpretamos esa frase de Uxue Barkos, y por eso la valoramos tanto y vemos deseo de unión donde otros quieren hacer ver confrontación identitaria. Se equivocan en esa estrategia porque la sociedad navarra, como cualquier otra, prefiere unión a desunión, convivencia a tensión, integración a marginación. Desde esa búsqueda de la convivencia y de acuerdos entre diferentes es desde donde conformamos originalmente el cuatripartito, y desde donde Geroa Bai aspira a seguir liderando el cambio profundo e integrador en Navarra.