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¿Reñidero pamplonés o Pamplona-Iruña empática?

    Mikel Armendáriz Mikel Armendáriz

    El 28 de diciembre fue un día de alegría y también de reflexión. De alegría porque, por fin, Pamplona tenía un gobierno de progreso que es lo que había votado la mayoría de su ciudadanía y se ponía fin a años de inacción en la gestión municipal y presupuestos prorrogados. Esa buena sensación venía acompañada de la necesidad de reflexionar para analizar por qué lo que pudo ser en diciembre no se dio en junio.

     

    ¿Por qué era importante para Geroa Bai que el cambio se hubiera producido en junio? Por dos razones. La primera, porque aspirábamos a que Pamplona fuera como otras ciudades que podían elegir su gobierno municipal sin imposiciones ni condicionamientos externos. Hacía poco más de un año que los últimos presupuestos de Maya fueron negociados por Javier Esparza con el PSOE en Ferraz a cambio del voto de UPN a la Reforma Laboral, aunque éste resultó fallido. Éramos conscientes de que, para una posible investidura de Sánchez, Pamplona era pieza clave de su geometría variable; y visto el follón que se ha organizado, Ferraz y Moncloa necesitaban sacar el Ayuntamiento de Pamplona fuera del foco electoral y de la investidura, y, de paso, ahorrar a la ministra Elma Saiz el trago de desmentir su “no es no” a apoyar a Bildu a la alcaldía como fuerza progresista más votada. 

     

    Seguro que pecamos de ingenuidad, pero ni en el ADN político de Geroa Bai ni en el de la mayoría social navarra cabe admitir que algo tan propio como la Alcaldía de Pamplona-Iruña se decida tan lejos de la Plaza Consistorial.

     

    La segunda razón es que seis meses es mucho tiempo perdido, sumado a proyectos aprobados pero no ejecutados por parte de UPN frente a una mayoría que no podía articularse por el cálculo político del PSOE. Demasiado tiempo también, si tenemos en cuenta la necesidad de diseñar junto con la ciudadanía un proyecto de futuro de ciudad, algo de lo que carece Pamplona, y que sí tienen todas las capitales de nuestro entorno. Iruña y su Comarca necesitan un proyecto transformador que mire a veinte o treinta años vista, que nos sitúe en el gran mapa intercity que se va construyendo en esta parte de Europa.

     

    Por eso, los concejales de Geroa Bai vamos a trabajar con la mayor diligencia de la que seamos capaces el área de nuestra responsabilidad, la de Promoción Económica con Comercio y Turismo, Innovación, Proyección Europea, Cooperación al Desarrollo y Juventud. Pero nuestro papel no va a quedar ahí. Somos conscientes de que nos corresponde aportar el ADN de Geroa Bai para contribuir al fortalecimiento de una centralidad social cada vez mayor y más cohesionada.

     

    Hoy Pamplona cuenta con un gobierno municipal respaldado por una importante mayoría política y social, sí. Pero ese proyecto a largo de Ciudad y de Comarca debe ser además Ilusionante, con vocación transversal con los vecinos y vecinas de toda la Comarca que no se identifican con esta mayoría política, pero sí desean la mejor Pamplona y la mejor Iruñerria.

     

    Nosotros queremos contribuir a detener el reñidero pamplonés basado en “votar en contra de”. En Geroa Bai no deseamos una Pamplona contra Iruña, ni una Iruña contra Pamplona. Anhelamos una Pamplona-Iruña empática. El Privilegio de la Unión pamplonés hizo de Iruña lugar de convivencia de diferentes y nosotros queremos que vuelva a serlo nuevamente. Eso requerirá, por parte de quienes hoy se sienten agraviados, que entiendan que la democracia parlamentaria se basa fundamentalmente en el juego de mayorías y en la capacidad de alternancia. Y contención y compromiso de trabajar por todas y todos los pamploneses sin exclusiones de ningún tipo, por parte de todos quienes apoyamos el cambio.

     

    Nunca más una Pamplona “objeto político” de negociaciones espurias a cientos de kilómetros. Decidamos desde Iruña como sujeto político que somos. Con políticas más auténticas, sin postureos como el que muestra el sobrevenido acuerdo Bildu-PSOE o la hiperventilación de UPN queriendo convertir para toda la derecha española el democrático ejercicio de las mayorías en un drama nacional ilegítimo. Promovamos una Pamplona-Iruña tan abierta y dialogante hacia adentro, como ya hemos demostrado ser con quienes nos visitan desde cualquier lugar del mundo. Una ciudad que ya es simpática con quien nos visita debe ser empática entre los de casa. Distingamos a esta mayoría que ahora empieza a gobernar por integrar e ilusionar a sus vecinos y vecinas en un sueño común de Ciudad Metropolitana de Futuro. Es nuestro primer empeño como concejales de Geroa Bai en este ayuntamiento, trabajando desde nuestras áreas de gobierno municipal por una ciudad más avanzada socialmente, que quiere cuidar a las personas y solucionar sus problemas, que defiende los intereses de las y los ciudadanos y busca, al mismo tiempo, fortalecer el desarrollo de sus capacidades en todos los ámbitos; una ciudad más equilibrada en sus barrios, en la que convivan en pie de igualdad nuestras dos lenguas con las de quienes nos visitan y conviven; la ciudad abierta e integradora sin señalamientos y sin discriminación por origen, identidad, condición social, raza o religión.

     

    Y frente al “reñidero pamplonés” en que unos y otros han querido y quieren convertir el ejercicio democrático de la política, desde Geroa Bai nos comprometemos en cuerpo y alma a seguir deslegitimando el uso de la violencia, que hoy en día la mayoría de las veces se expresa solo verbalmente, aunque sigue existiendo a nivel psicológico y manifestándose socialmente en ocasiones contadas, no por ello menos preocupantes; a evitar alimentar el enfrentamiento emocional estéril; a reforzar la utilización de la razón y la palabra como instrumentos fundamentales de la política y a hacer de Pamplona-Iruña, una ciudad cohesionada, y aunque tras lo escuchado en el Pleno del 28 de diciembre parezca casi imposible, la ciudad de la tolerancia, del respeto y de la convivencia.

     

    Mikel Armendariz y Koldo Martínez

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