'Una Navarra que mira más allá de sus fronteras'
Por Alejo Conti, miembro de Geroa Bai Argentina

Hace unas semanas nos enterábamos que el Gobierno de Navarra ha dispuesto un importante aumento en el monto de las partidas presupuestarias destinadas a la promoción de la Comunidad Foral (y más concretamente, de sus empresas y agentes económicos) en el marco de la Unión Europea. Acciones como la reapertura de la Delegación de Navarra en Bruselas, con la consiguiente dotación de recursos adecuados para potenciar su accionar, y el ingreso a la Eurorregión formada por la Comunidad Autónoma Vasca y la región de Nueva Aquitania dan cuenta de una modificación en la orientación de la acción exterior de Navarra a partir de la llegada de Geroa Bai al Gobierno. ¿Está Navarra persiguiendo su estrategia propia de vinculación con otros agentes internacionales?
Hace ya unas cuántas décadas que la idea de que la política exterior es solamente llevada a cabo por los Estados ha caído en desuso. Fenómenos como la descentralización administrativa o la globalización económica han favorecido la irrupción en el tablero internacional de diversos tipos de agentes, como empresas trasnacionales, organizaciones internacionales -tanto intergubernamentales como no-gubernamentales- y un actor que los especialistas de las Relaciones Internacionales han denominado de diversas formas: actores subnacionales, actores subestatales, regiones, Gobiernos No-Centrales y un largo etcétera. Estas denominaciones, aunque numerosas, aluden al mismo actor; que en el caso del Estado Español suele tomar la figura de Comunidad Autónoma, o, en el caso concreto navarro, de Comunidad Foral.
Este sintético artículo de opinión se basa en un supuesto básico: en un sistema internacional que otorga mayor margen para el accionar autónomo de los Gobiernos No-Centrales, estos gobiernos pueden obtener beneficios del diseño de una estrategia de acción exterior y de la participación activa en el tablero mundial. Los Gobiernos No-Centrales ya no pueden darse el lujo de mantenerse pasivos en relación con otros actores internacionales; por el contrario, deben aprovechar la oportunidades que se presenten de relacionarse directamente con ellos, persiguiendo objetivos propios.
Dejar el relacionamiento exterior en manos de la diplomacia estatal representa desperdiciar esas oportunidades, en tanto esperar que la maquinaria del Gobierno Central desarrolle programas que impacten directamente sobre los ciudadanos de una determinada región es a veces un tanto ingenuo. ¿Para qué aguardar que el Estado promocione turísiticamente una región, impulse el comercio de determinado producto regional o busque inversores extranjeros si hoy en día el propio Gobierno No-Central es perfectamente capaz de lograrlo por sí mismo?
No obstante, en el caso navarro la necesidad de una estrategia autónoma de acción exterior no había sido claramente percibida. No es que no haya habido iniciativas o acuerdos -por ejemplo, en materia de cooperación al desarrollo-, pero esa acción se ha desarrollado de manera descentralizada y desprovista de objetivos claros. La falta de una Secretaría u otro organismo encargado directamente de esta materia -como poseen hace décadas otras Comunidades Autónomas- da cuenta de este fenómeno. Urge, a mí entender, comprender a la acción exterior como una política pública y crear las estructuras necesarias para impulsar las relaciones internacionales de Navarra, de acuerdo a los intereses genuinos de Navarra.
Sin embargo, también considero que, a partir de la llegada de Geroa Bai al Gobierno de Navarra, se han comenzado a dar fuertes pasos en esa dirección. Las decisiones que fundamentan esa visión son principalmente dos: la reapertura de la Delegación del Gobierno de Navarra ante la Unión Europea, en Bruselas; y el ingreso a la Eurrorregión integrada por Euskadi y Nueva Aquitania. Efectivamente, hay dos elementos hacen todavía más necesaria y pueden potenciar una acción exterior navarra de carácter autónomo y planificado: su carácter fronterizo y su pertenencia a la Unión Europea. En el primer caso, la vecindad del Estado Francés crea las condiciones para llevar adelante numerosas iniciativas de cooperación transfronteriza; en el segundo, porque la Unión Europea ha impulsado el accionar de los Gobiernos No-Centrales como otra herramienta de integración y cuenta ya con una estructura para tal fin (como el Comité de las Regiones). En este sentido, y como se mencionaba anteriormente, las noticias del aumento de presupuesto destinado a la promoción de las empresas navarras en Europa, la reapertura de una Delegación propia y la participación dentro de una Eurorregión manifiestan la voluntad del Gobierno del Cambio de fortalecer los vínculos con Europa y actuar fuera de las fronteras navarras. El camino hacia una estrategia de acción exterior propia puede ser largo, pero los navarros ya han comenzado, después de años de inmovilidad, a transitarlo.